lunes, 22 de junio de 2015

¿Cómo funciona realmente el hidronegocio en Panamá?

El 14 de mayo, La Prensa publicó un artículo de opinión sobre el tema hidroeléctrico firmado por Jaime Correa Morales, texto que requiere algunas observaciones.
Primero, el tema no se puede reducir al funcionamiento ideal de una hipotética hidroeléctrica. Debe considerar por lo menos, el marco legal y político en el cual realmente interactúan comunidades, empresas, instituciones y demás actores en los conflictos por el dominio y uso del agua.

Ese marco, hoy, refleja desigualdad, tanto en el fondo como en el procedimiento, en favor del hidronegocio y en perjuicio del derecho al agua para consumo humano, la producción de alimentos y el sostenimiento del sistema de vida que depende de las fuentes de agua. Un ejemplo, en la parte alta de la cuenca del río Chiriquí Viejo, un proyecto recibe una concesión mayor al caudal, sin antes garantizar el derecho al agua de la población panameña que recibe el suministro, al menos parcialmente, de Costa Rica.
El artículo afirma que no hay diferencia entre el agua que entra y sale de la hidroeléctrica, negando cualquier impacto negativo. Una simple observación de los ríos en la provincia de Chiriquí permite ver la diferencia en cantidad y calidad de los caudales antes y después de cada proyecto, el impacto acumulado de varios proyectos sobre una misma cuenca o río, las afectaciones a la fauna y flora, los anuncios de prohibido transitar, bañarse, pescar, tomar fotos, en resumen, prohibido vivir normalmente alrededor de los proyectos.
Si lo anterior no significa nada en la ciudad, donde la palabra “río” evoca una corriente de aguas negras desembocando en una bahía contaminada y cualquier sacrifico ajeno se justifica en nombre de nuestra comodidad, sí significa despojo en comunidades que siempre han usado libremente el agua de los ríos para beber, cocinar, lavar, jugar, pescar y hacer que la tierra produzca lo que comemos.
Sobre otras afirmaciones en el artículo: es falso que el embalse, en la forma como funciona el hidronegocio en Panamá, sea “una reserva de agua a disposición, que podemos usar en caso de necesidad para fines domésticos durante épocas de sequía”. Es falso que la hidroenergía sea limpia, emite gases de efecto invernadero sobre todo en climas tropicales. Es falso que todos los ciudadanos, incluyendo a los indígenas, reciban el beneficio de la energía y más barata, eso lo sabemos en la ciudad y lo saben las comunidades alrededor de proyectos donde no ha llegado, ni llegará la luz eléctrica, porque no es rentable para las empresas. Es falso que el agua que no se represa se va al mar sin beneficio, tal afirmación demuestra desconocimiento de los ciclos naturales que sostienen la vida, nuestra vida, en el planeta. Cada punto de los arriba señalados da para un debate completo.

El problema en el eje agua-energía se irá agravando. No es solo aumentar la oferta represando ríos para satisfacer una demanda irracional, sin considerar el costo ambiental y social a asumir en nombre de un “desarrollo” cuestionable. Hay que abrir la discusión.

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