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Esta semana, la agencia Associated Press expuso un programa secreto dirigido por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) con el objetivo de crear “una red de comunicaciones cubanas tipo Twitter”
a cargo de “secretas empresas fantasmas” para promovieran la falsa
apariencia de que se trataba de una operación de propietarios
independientes. Sin el conocimiento de los usuarios cubanos que
utilizaron el servicio, “los contratistas estadounidenses estaban
reuniendo sus datos privados con la esperanza de que podría ser
utilizado para fines políticos”, específicamente para manipular a esos
usuarios con el fin de fomentar la disidencia en Cuba y subvertir su
gobierno.
De acuerdo con documentos de alto
perfil secreto que publica hoy The Intercept, este tipo de operación se
promueve con frecuencia en las agencias de inteligencia occidentales,
que usan los medios sociales de manera encubierta para la “propaganda”,
el “engaño”, la “mensajería masiva” y la “construcción de historias
falsas”.
Estas ideas -las discusiones sobre la
forma de explotar Internet, en especial las redes sociales para difundir
subrepticiamente puntos de vista favorables a los intereses
occidentales y difundir información falsa o perjudicial sobre los
objetivos- aparecen repetidamente en todo el archivo de los materiales
proporcionados por el denunciante de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA), Edward Snowden.
Los documentos preparados por la NSA y su homólogo británico
el Government Communications Headquarters (Cuartel General de
Comunicaciones del Gobierno), más conocido como GCHQ, es uno de las tres servicios de inteligencia del Reino Unido, y publicado previamente The Intercept, así como por NBC News-
detalla varios de estos programas, incluyendo una unidad dedicada en
parte al “descrédito” de los enemigos de las agencias con información
falsa difundida en línea .
Los documentos en el archivo muestran que
los británicos son particularmente agresivos y ansiosos en este
sentido, y comparten formalmente sus métodos con sus contrapartes
estadounidenses. Un documento previamente identificado como de alto secreto
-elaborado por el GCHQ para el anuario 2010 del “SIGDEV”, la reunión
anual conocida como los “Cinco Ojos”, una alianza para la vigilancia
internacional en la que participan Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda,
Australia y Estados Unidos- explícitamente propone maneras de explotar
Twitter, Facebook, YouTube y otras redes sociales como plataformas
secretas para la propaganda.
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El documento fue presentado por el Joint
Threat Research Intelligence Group (Grupo de Investigación de
Inteligencia contra la Amenaza Común, JTRIG por sus siglas en inglés),
del GCHQ. El propósito autodescrito de la unidad es “usar las técnicas en línea para hacer que algo suceda en el mundo real o virtual”,
incluyendo “operaciones de información (influencia o perturbación)”.
La agencia británica describe sus operaciones del JTRIG y de su Red
Informática de Explotación (Computer Network Exploitation) como una
“parte importante del negocio” del GCHQ, a cargo del “5 % de las
operaciones”.
La conferencia anual de SIGDEV, según un documento de la NSA publicado hoy
por The Intercept, “permite una visibilidad sin precedentes de las
actividades de desarrollo de Inteligencia de Señales (SIGINT) de toda
las necesidades de la comunidad, sus segundas partes y las comunidades
de inteligencia de Estados Unidos”. La Conferencia de 2009, que tuvo
lugar en Fort Meade, con la participación “de ochenta y seis
representantes de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU, que abarca
organismos tan diversos como la CIA (un récord de 50 participantes), el
Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y el National Air y el
Centro de Inteligencia del Espacio”.
Defensores de los organismos de
vigilancia a menudo han insinuado que estas propuestas no son más que
castillos en el aire y una ilusión por parte de los agentes de
inteligencia. Sin embargo, estos documentos no son propuestas vacías o
escenarios hipotéticos. Como se describe en el documento de la NSA
publicado hoy, el propósito de presentaciones de SIGDEV es “sincronizar
los esfuerzos que permitan descubrir acciones, compartir los avances, y
facilitar el intercambio de conocimiento para los análisis”.
Por ejemplo: uno de los programas que se
describen en el documento del servicio británico GCHQ es el apodado
“Royal Concierge”, bajo el cual esta agencia intercepta confirmaciones
por correo electrónico de reservas de hotel para someter a los huéspedes
a la vigilancia electrónica. Se contempla también la forma de “influir
en la elección de hotel” de los viajeros y determinar si se quedan en
hoteles “amigables para SIGINT (la Inteligencia de Señales)”. El
documento se pregunta: “¿Podemos influir en la elección de hotel?
¿Podemos cancelar su visita?”
Anteriormente, der Spiegel y NBC News
confirmaron de manera independiente que el programa “Royal Concierge”
ha sido implementado y utilizado ampliamente. La revista alemana informó
que “durante más de tres años, el GCHQ ha tenido un sistema de
seguimiento automático de las reservas de hotel de al menos 350 hoteles
de lujo de todo el mundo con el fin de orientar, buscar y analizar las
reservas para detectar a diplomáticos y funcionarios de gobierno”. NBC
informó que “la agencia de inteligencia usa la información para espiar a
blancos humanos a través de ‘operaciones técnicas de cierre de acceso’,
que puede incluir escuchar las llamadas telefónicas y la intervención
de los ordenadores del hotel, así como el envío de oficiales de
inteligencia para observar personalmente los objetivos en los hoteles.”
El documento
del GCHQ que estamos publicando hoy contempla expresamente la
explotación de salas de medios sociales como Twitter, así como otros
lugares de comunicación, incluyendo correo electrónico, para sembrar un
tipo de propaganda – son las palabras del GHCQ, no las mías- a través de
Internet:
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(El documento del GCHQ también describe
una práctica conocida como “cosecha de credenciales”, que NBC describió
como un esfuerzo para “seleccionar a los periodistas que podrían ser
utilizados para difundir información” que el gobierno quiere que
distribuyan. Según el informe de la NBC, agentes del GCHQ emplearían
“espionaje electrónico para identificar a los periodistas no británicos
que luego pueden manipular para alimentar información acerca de un
blanco de una campaña encubierta”. Entonces, “el trabajo del periodista
proporcionaría acceso a la persona de destino, tal vez para una
entrevista”. Fuentes anónimas dijeron a NBC en su momento que el GCHQ no
había empleado la técnica.)
Que los gobiernos estén en el negocio de
difundir públicamente propaganda contra blancos políticos es en sí misma
una cuestión controvertida. Tales actividades están restringidas por
ley en muchos países, incluyendo los EE.UU. En 2008, el reportero de The
New York Times, David Barstow, ganó un Premio Pulitzer por exponer el esfuerzo nacional coordinado por el Pentágono
a partir del cual los generales estadounidenses retirados se hicieron
pasar por “analistas independientes” empleados por la televisión
estadounidense y otros medios de noticias, que en secreto coordinaban
sus mensajes con el Pentágono .
Debido a que la ley estadounidense prohíbe al gobierno emplear propaganda política a nivel nacional, el programa probablemente era ilegal, aunque fue ejercido sin responsabilidad legal alguna (a pesar de todo tipo de convocatorias a investigaciones formales).
Barack Obama, candidato a la presidencia en el momento, en un
comunicado de prensa durante su campaña dijo que estaba “profundamente
preocupado” por el programa del Pentágono que, añadió, “trató de
manipular la confianza del público”.
La propaganda contra una población
extranjera ha sido en general más aceptable legalmente. Pero es difícil
determinar cómo la propaganda gubernamental puede separarse del consumo
interno en la era digital. Si las agencias de inteligencia de Estados
Unidos están adoptando las tácticas del GCHQ de “la elaboración de
campañas de mensajes para convertirlas en virales”, la cuestión jurídica
es clara: una campaña “viral” en línea es propaganda, por definición, y
es casi seguro que influya en sus propios ciudadanos, así como en los
de otros países.
Por su parte, el GCHQ se negó a responder
las preguntas específicas sobre su actuación en este caso, y en su
lugar ofreció su guión estándar que declara repetitivamente, no importa
el tema de los informes que se dan a conocer: “todo el trabajo de GCHQ
se lleva a cabo de acuerdo con un estricto marco jurídico y político que
garantiza que nuestras actividades estén autorizadas, sean necesarias y
proporcionadas, y que tengan una supervisión rigurosa”. La NSA se negó a
hacer comentarios.
Pero estos documentos, junto con
la exposición de la agencia AP de la farsa del programa “del Twitter
cubano”, ponen de relieve la agresividad con que los gobiernos
occidentales están tratando de aprovechar la Internet como un medio para
manipular la actividad política y la forma en que se manifiesta el
discurso político.
Esos programas, llevadas a cabo en
secreto y con escasísima rendición de cuentas (parece que nadie en el
Congreso sabía del programa del “Twitter cubano” en detalles) amenazan
la integridad de la propia Internet, utilizada como espacio para la
propaganda difundida por Estados que disfrazan su voz en línea, y la
presentan como libre expresión y organización. Existe, pues, poca o
ninguna capacidad de un usuario de Internet para saber cuando está
siendo secretamente manipulado por su gobierno, cosa que es,
precisamente, lo que hace a tal propaganda tan atractiva para las
agencias de inteligencia, y a ellas, tan poderosas y tan peligrosas.
Documentos develados por The Intercept
(Tomado de The Intercept. Traducido por Cubadebate)
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