
Por Hermógenes
Gutiérrez.
El 27 de octubre 191 países del Mundo, representados en la
Organización de las Naciones Unidas, votaron a favor del levantamiento del
bloqueo impuesto por sucesivos gobiernos estadounidenses, contra nuestro
pequeño en tamaño, pero heroico país. Sólo dos naciones, Estados Unidos e
Israel, mantuvieron su posición,
contraria al cese de esa agresiva política. Antes o después de ese voto, la
oratoria soporta cualquier afirmación, pero lo concreto es que votaron a favor
de mantener el bloqueo.
Nadie mejor que los propios cubanos, conocemos cuánto daño
nos ha causado esa criminal política. Las cifras acumuladas sobre su costo para
nuestro país, hablan por sí solas: 121,192
millones de dólares. Esos números, escuchados o leídos fríamente, son solo
dígitos, pero en la vida diaria de los cubanos, han significado enormes
sacrificios durante más de 50 años.
Mientras en países desarrollados y otros en desarrollo, sin estar
sometidos a bloqueo alguno, sus gobiernos han enfrentado crisis económicas
aplicando drásticos recortes sociales, cerrado escuelas, hospitales; desalojado
familias; quebrado pequeñas y medianas empresas; aumentado el desempleo, entre
otras calamidades, el pueblo cubano junto a su gobierno, han continuado
trabajando sin descanso por superar lo alcanzado en la educación, salud,
ciencias, cultura, deportes, entre otros renglones. Tal saldo es el resultado
de decenas de años de inversión social, donde ha primado por encima de todo el
desarrollo del ser humano, a pesar del bloqueo.
El Presidente cubano Raúl Castro Ruz ha manifestado alto y claro
que Cuba aprecia el diálogo y el restablecimiento de las relaciones con el
gobierno norteamericano. También ha reiterado que sólo con el fin del bloqueo,
la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de
Guantánamo, y la interrupción de las acciones subversivas contra nuestro país,
podrán normalizarse los vínculos bilaterales.
Los cubanos hemos dado innumerables muestras de voluntad política
para avanzar en el desarrollo de relaciones respetuosas con el gobierno de
EE.UU., al igual que con todas las naciones del Mundo. Sabemos que hay voces
recalcitrantes al otro lado del Estrecho de la Florida, que por sus mezquinos
intereses, no comulgan con la razón, ni desean un vínculo normal entre Cuba y
EE.UU. Le corresponde al gobierno de ese vecino país resolver sus cuentas
pendientes. Mientras tanto, nuestro pueblo sigue adelante, preservando su modelo
y construyendo su futuro.
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