¿Cómo nos afecta la contaminación ambiental? - La contaminación ambiental
tiene efectos adversos sobre la salud, desde irritaciones leves hasta
enfermedades más graves. Las emisiones de sustancias tóxicas como
monóxido de carbono, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y partículas
sólidas se acumulan en el cuerpo y causan estragos en él. Algunos de
ellos son dificultad para respirar, irritación en la garganta, tos,
ardor en los ojos e incluso el desarrollo de enfermedades respiratorias
y cardiacas crónicas.
Para reducir al máximo el riesgo de padecer estos males, sugerimos
evitar realizar actividades al aire libre (o, si se puede, incluso
salir) cuando se anuncia que los niveles de contaminación son altos. Por
ningún motivo se deberá realizar ejercicio en el exterior. Asimismo,
es una buena idea evitar vivir en una zona con mucho tránsito o rodeada
por fábricas o construcciones.
La contaminación ambiental se produce cuando en el medio ambiente
aparecen determinados agentes físicos, químicos, o biológicos que
producen efectos nocivos en los seres vivos que pueden hacer peligrar
la existencia de vida en el planeta.
La ciencia medioambientales determinan que el calificativo de
contaminante se aplique preferentemente a los compuestos que puedan
dañar directamente a los humanos, como, por ejemplo, gases tóxicos como
el CO, o que siendo inocuos a los seres vivos puedan provocar
indirectamente graves daños, como ocurre con los CfCs (cllorofluoruro) y
otros compuestos.
La contaminación del medio ambiente significa la introducción de
elementos nocivos los cuales modifican negativamente la calidad del
agua, aire o suelo.
En las grandes ciudades del mundo, el aire no se caracteriza
precisamente por ser limpio. Los gases emanados por los automóviles, las
industrias y otras fuentes se acumulan en la atmósfera y forman una
capa densa de contaminación. Esta polución no sólo nos impide ver el
horizonte a más de cien metros; también afecta gravemente nuestra salud.
Contaminación producida por el tráfico
Contaminación debida al exceso de circulación rodada y provocada sobre
todo por la quema de combustibles fósiles, en especial gasolina y
gasoil.
Los contaminantes más usuales que emite el tráfico son el monóxido de
carbono, los óxidos de nitrógeno, los compuestos orgánicos volátiles
y las macropartículas. Por lo que se refiere a estas emisiones, los
transportes en los países desarrollados representan entre el 30 y el
90% del total. También hay compuestos de plomo y una cantidad menor de
dióxido de azufre y de sulfuro de hidrógeno. El amianto se libera a
la atmósfera al frenar. El tráfico es también una fuente importante
de dióxido de carbono.
El monóxido de carbono es venenoso. A dosis reducidas produce dolores
de cabeza, mareos, disminución de la concentración y del rendimiento.
Los óxidos de nitrógeno y azufre tienen graves efectos sobre las
personas que padecen asma bronquial, cuyos ataques empeoran cuanto
mayor es la contaminación, pues además estas sustancias irritan las
vías respiratorias, si bien aún no hay una explicación médica precisa.
Entre los compuestos orgánicos volátiles está el benceno, que puede
provocar cáncer, al igual que el amianto, aunque su efecto sólo está
claramente establecido a dosis más altas que las debidas al tráfico.
Las macropartículas son partículas sólidas y líquidas muy pequeñas
que incluyen el humo negro producido sobre todo por los motores diesel
y se asocian a una amplia gama de patologías, entre ellas las
enfermedades cardíacas y pulmonares. El plomo dificulta el desarrollo
intelectual de los niños. El dióxido de carbono no siempre se
clasifica como contaminante, pero sí guarda relación con el
calentamiento global.
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